Aunque parezca un poco“pastel” el post de hoy que conste que yo soy cero empalagosa. Consorte y mis allegados saben que raciono los cariñitos a cuando a mi me parece bien. De siempre han dicho en casa que soy lo más parecido a un gato, muy amoroso cuando quiere e independiente y poco amigo de besuqueo el resto del tiempo.
Tampoco digo con esto que sea una piedra eh? sólo que no soy de ir repartiendo besos. De todas formas la emancipación me ha cambiado un poco, no sé si porque me ha “ablandado” vivir con Gon o porque echo de menos los mimos paterno-maternales. (Padre Boleno en cuanto lea esto va a tardar cero coma en escribirme un whatsapp diciendo: “Lo sabía!!”).
Y que se acerque peligrosamente San Valentín es pura coincidencia.
El tema es que algunos de los novios que se ponen en contacto con nosotras nos cuentan que van a contratar una sesión fotográfica preboda. Una vez buscando algunas fotos para enseñarles ideas me acordé de un link que había guardado en favoritos.
La verdad es que viendo estas fotos me plantearía de nuevo (digo de nuevo porque antes lo tenía claro y hasta pensé en posibles localizaciones) lo de hacer una sesión, no sé si preboda o simplemente para tener unas fotos chulas juntos. Como el fotógrafo suele ser él, no tenemos más que “un robado” que nos hicieron en una boda y que ya decora un rincón de nuestra habitación. Y las demás fotos juntos nos son más que, ¿cómo dicen ahora? ¿selfies?, de esos de alarga el “gatchetobrazo” pero aún así son horripilantes primerísimos planos.


Tampoco vamos a ponernos en plan editorial de Vogue. No hay nada que me dé más repelús que las sesiones pre-boda donde los novios salen raros. Con raros me refiero a que se nota a leguas que no son ellos mismos, que salen en medio del campo vestidos de granjeros cuando son más de ciudad que las farolas de la Gran Vía. O posan en un picnic ficticio y ella tiene cara de pensar en la fobia que tiene a las hormigas. O ,escenarios aparte, cuando están más tensos que palos y no se aprecia un ápice de ternura en sus gestos.
Fuente: Bridal Musings Fotógrafo: Lori Kennedy Photography
Por eso me gusto tanto esta sesión y me la guardé en favoritos. Vaaale son muy fotogénicos, pero creo que todos lo somos más cuando nos imaginamos que nadie nos ve. A mi me chiflan las fotos que captan esos corazones que salen cuando dos se "ponen ojitos". Y las sonrisillas de complicidad. Esta pareja derrocha amor por los cuatro costados y les ha quedado una sesión de fotos preciosa. Claro que el fotógrafo ha hecho un magnífico trabajo primero por captarlo de esa manera y segundo y no menos importante por conseguir que estuviesen tan tranquilos durante la sesión.
¿Os han gustado las fotos de esta pareja?
¿Os habéis hecho alguna sesión fotográfica así con vuestra pareja?
¿Lo haríais?
Hermanas Bolena... si la razón por la que no hacerlo es porque "él" se negaría, ni caso, eso lo dicen con la boca pequeña y luego hasta el más "sieso"¡se suelta!